Cómo se controla la glicemia: mitos y realidades que debes conocer
Controlar la glicemia —es decir, los niveles de glucosa en sangre— es clave para mantener una buena salud metabólica, especialmente si tienes diabetes o estás en riesgo de desarrollarla. Sin embargo, en torno a este tema abundan los mitos que pueden generar confusión o llevar a errores. Por eso, en este artículo te explicamos cómo se controla la glicemia, separando las creencias populares de las prácticas realmente efectivas.
Mito 1: “Solo las personas con diabetes deben controlar su glicemia”
Realidad: Aunque el control glucémico es vital para quienes viven con diabetes, también es útil para personas con prediabetes, resistencia a la insulina o antecedentes familiares. De hecho, monitorear los niveles de glucosa puede ayudarte a prevenir futuras complicaciones.
Mito 2: “Si dejo de comer azúcar, ya controlo mi glicemia”
Realidad: El azúcar simple no es el único culpable. La glicemia también se ve afectada por el tipo de carbohidratos que consumes, la cantidad, el nivel de estrés, el sueño y la actividad física. Controlar la glicemia no significa solo eliminar el azúcar, sino tener un enfoque integral.
Mito 3: “Mientras me sienta bien, mis niveles están bien”
Realidad: Muchas personas con glicemia elevada no presentan síntomas evidentes. Por eso, la única forma segura de saber cómo estás es midiendo tus niveles regularmente, ya sea con un glucómetro o un monitor continuo de glucosa. Sentirse bien no siempre es sinónimo de estar bien.
Mito 4: “Comer frutas sube demasiado el azúcar y hay que evitarlas”
Realidad: Las frutas contienen fructosa natural y fibra, lo que ayuda a que la absorción del azúcar sea más lenta. La clave está en elegir frutas con bajo índice glucémico (como manzanas, peras o fresas) y consumirlas en porciones adecuadas.
¿Entonces, cómo se controla realmente la glicemia?
Aquí algunos hábitos efectivos respaldados por la ciencia:
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Seguir una dieta equilibrada, rica en fibra, proteínas magras y grasas saludables.
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Realizar actividad física regularmente, como caminar 30 minutos al día.
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Dormir bien y reducir el estrés, ya que las hormonas del estrés elevan el azúcar en sangre.
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Monitorear tus niveles de glucosa, sobre todo si estás en riesgo.
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Evitar alimentos ultraprocesados, bebidas azucaradas y harinas refinadas.
Conclusión
Saber cómo se controla la glicemia implica más que evitar el azúcar o seguir mitos populares. Se trata de adoptar hábitos sostenibles que ayuden a mantener tus niveles de glucosa dentro de un rango saludable. Si tienes dudas o antecedentes familiares, lo mejor es consultar a un profesional de salud para establecer un plan personalizado.